miércoles, 27 de mayo de 2009

Waj Mapu

Un capítulo de la novela Territorio: Waj Mapu, Patagonia secreta de Martha Perotto (El Bolsón)

CAPITULO 6


La mañana estaba fría y el sol apenas se insinuaba al iluminar las puntas de los cerros, al oeste. Por el este, un halo nimbaba las formas, más oscuras que nunca al contrastar con el resplandor que crecía detrás. Una capa finísima de blanca helada velaba los matorrales y las zarzas.
Desde el volante, Germán divisó cuatro caballos y dos jinetes. Dos o tres perros olisqueaban alrededor.
Se cruzaron los saludos.
- Qué tal, muchacho.
- La verdá es que no lo podía sujetar en casa. Está entusiasmao con la búsqueda. ¡Debe ser tanta letura!
En el rostro de Juan, impasible, nada permitía hablar de entusiasmo, sólo una chispa ingobernable en los ojos traicionaba los sentimientos.
Germán llevaba un mapa a mano alzada que le había dibujado su amigo Osvaldo y que, juntos, ya habían comparado con el satelital y el geológico. Andalicio se orientaba a la perfección y era capaz de interpretar las indicaciones que marcaban los puntos más destacados u originales de la geografía. También Juan extendía un dedo señalando:
- Este es el “Cerro de los liones”. Y ésa, “La buitrera”.
De tanto en tanto Andalicio rompía el silencio:
- Desviando al oeste hay un paso mejor.
Germán confeccionaba, en borrador, otro mapa que indicaba el camino que seguían. En algún momento usaba la brújula y el altímetro, siempre seguido por la mirada de Juan que no se perdía detalle de sus actividades. También bajaba con una piqueta y examinaba más de cerca algunas formaciones que le interesaban. Las paredes de los cañadones y el suelo de los torrentes secos parecían atraerle especialmente. Marcaba los pozos de agua y las vertientes. De vez en cuando mordisqueaba un yuyo o le pasaba la lengua a una tosca, podían decirle muchas cosas su acidez o su alcalinidad.
Cuando se detenían, Andalicio armaba un cigarrillo y en cuclillas sobre algún otero, si se daba, dejaba vagar la vista por la inmensidad de los valles desérticos. Si estaban en un bajo, buscaba hierbas y las disponía en unas maletas tejidas a telar que colgaban a ambos lados del caballo, unidas por anchas tiras.
Los perros los seguían con total libertad, aunque obedecían presto cualquier indicación de su amo o de Juan.
Se detuvieron a comer cerca de una vertiente. Germán encontró atractivo el punto para instalar el campamento.
- Hay un lugar mejor más adelante.
Continuaron la marcha y tal como lo había anticipado Andalicio, al anochecer llegaron a un punto apropiado para instalarse. Era una cantera de piedra laja abandonada desde hacía tiempo. Un espacio amplio, un valle lunar. Blanco, y más blanco todavía bajo la luz de la luna. Algo espectral si se dejaba volar la imaginación. Durmieron. Quedó para el día siguiente el reconocimiento del terreno.

Cuando Germán se despertó, el fuego ardía y la pava estaba a punto. Unos amargos lo sacaron del sopor del sueño y unas gordas tortas fritas que había hecho la mujer de Andalicio y que éste había reservado, les dieron la energía necesaria para emprender una jornada que se perfilaba dura pero fructífera.
Una recorrida le permitió reconocer lo acertado del juicio de su guía. Estaban en el centro de un círculo rodeado de paredes blancas. La explotación intensiva de las murallas de lajas había ido abriendo un claro cada vez mayor en el centro, rodeado de cortes lisos que todavía mostraban las marcas de las barretas usadas para desprender las capas de piedra. Un pequeño arroyo corría a uno de los costados y se demoraba en un pozón, probablemente cavado ex profeso por los mineros de la piedra. El agua acumulada era de un azul cristalino y se veía profunda.
Una vieja construcción se mantenía en pie y al examinarla, la encontró apta para guardar herramientas y para almacenar los posibles hallazgos.
Lo mejor fue descubrir, luego de seguir las indicaciones de Andalicio, la existencia de un rudimentario camino que empalmaba, a través de otros secundarios, con la ruta. Seguramente había sido usado para retirar el material de la explotación. Su vehículo cuatro por cuatro no tendría problemas para llegar hasta allí, sería un lujo tener a disposición ese medio de movilidad. También el camión podía ubicarse más cerca de lo que habían pensado. Sería posible llegar hasta el pueblo en unas horas para aprovisionarse.
Pensó en explorar en círculo con la cantera como centro de operaciones; era necesario asegurarse de la proximidad de terrenos cretásicos, probable filón de huesos. En la zona se da poco la exposición de capas del jurásico. “La Patagonia es un Parque cretásico” solían decir en el museo.
- No se preocupe, están cerca.
- ¿Qué quiere decir?
- Nada especial. Por acá cerca hay muchos lugares como los que usté marcó en su mapa.
A Germán le extrañó el tono. Le dio la impresión de que el hombre sabía de lo que estaba hablando.
- ¿Me puede guiar a uno de esos puntos que considera interesantes?
- Usté manda.
Enfilaron hacia un macizo lleno de quiebres y Germán se entusiasmó con lo que veía. Ese punto no lo había marcado Osvaldo en el mapa. Se agachó junto a una depresión y, en lo que parecía ser pedregullo arrastrado por los ríos encontró y señaló a sus acompañantes, la presencia de unos dientes entre los guijarros. Los fósiles eran minúsculos restos de contemporáneos de los dinosaurios, del tamaño de un roedor actual. Marcó el sitio y treparon por las paredes de un barranco. Unas protuberancias ocre imperceptibles para el ojo no experto, dispuestas en semicírculo, le indicaron un esqueleto. No era ninguna cosa extraordinaria, probablemente un dinosaurio pico de pato, pero por lo que podía apreciarse se hallaba en excelente estado de conservación. A Juan no le alcanzaban los ojos para contemplar el hallazgo, su primer encuentro con fósiles.
- Donde hay uno, es probable que haya más.
Regresaron al campamento base, en la cantera.
- Se lo ve contento.
- No es para menos. No pensaba tener éxito tan pronto.
- ¿Va a trabajar solo?
- Tengo dos ayudantes que van a llegar en cuanto esté instalado el campamento.
- Ajá. Yo vuelvo a las casas mañana.
- Sí, lo tengo presente. Acá, con Juan, nos vamos a arreglar muy bien. Por ahí regresamos antes de lo que pensábamos, porque, por un lado, me gusta este lugar para el campamento y por el otro, ya se dio, y muy cerca, el primer hallazgo. Mis compañeros pueden empezar a trabajar.
Al rato agregó:
- Igual sólo será un día más de exploración. Después tendremos que regresar ya con el vehículo y los elementos para instalarnos.
- Juan puede quedarse acá con los caballos el tiempo que haga falta.
Germán miró alrededor el fantasmal paisaje y si bien supo que Juan podía hacerlo, le pareció inhumano dejarlo en esa soledad. Se lo veía más pequeño junto a las paredes blancas.
- No. Que vuelva a la escuela. A mí me llevarán unos días los preparativos. Cuando esté listo todo, ahí sí voy a necesitarlo.
Se distendieron luego de los arreglos. Germán le pagó a Andalicio según lo acordado.
- Al muchacho páguele dispué lo suyo. Él se lo va a ganar - agregó cuando Germán quiso adelantarle el salario de Juan.

Junto al fuego, Juan trabajaba una madera con el cuchillo, le daba la forma de un ave.
- ¿De dónde sacaste la madera?
- La encontré cuando buscaba leña.
- ¿Qué madera es?, no hay árboles por acá.
- Es incienso, al quemarlo perfuma - echa unas ramas al fuego.
- Es buen perfume...
- Y sirve para tallar.
- Sos habilidoso con las manos. Te vas a entender con Elena.
- ¿Quién es Elena? - preguntó el muchacho, que empezaba a entrar en confianza.
- Es una artista, una ceramista de las buenas que me va a ayudar a proteger los huesos que encontremos.
- ¿Y por qué tiene que ser una artista?
- Buena pregunta. Porque lo que vamos a encontrar puede tener partes muy delicadas. Vamos a limpiar los huesos hasta donde se pueda sin destruirlos y a cortar la roca alrededor para su transporte. Tenemos que recubrirlos primero con un material blando, luego con yeso... y hasta ponerles algún armazón protector a las partes más frágiles. Después, en el museo de la universidad van a terminar de limpiarlos y acomodarlos. Seguramente habrá que reconstruir algunas partes que se hubiesen dañado o que hubieran desaparecido por el tiempo y la intemperie. Y ahí viene el trabajo del artista.
- ¿Y cómo saben la forma de lo que falta?
- Si es un animal conocido, por la comparación con otros ejemplares que se conserven más enteros, y si no, uno se imagina cómo serían las partes que faltan. Los huesos tienen las marcas de los puntos en los que se insertaban los músculos. Una artista como Elena, que además conoce de dinosaurios, puede acercarse mucho en la reconstrucción del aspecto de los animales. Más si se ayuda con una computadora.
- ¿Cómo saben que no se equivocaron?
- Los modelos reconstruidos siempre son hipótesis, es decir...
- Graciela nos enseñó lo que significa esa palabra.
- ¡Bravo! Los modelos son aproximaciones a la realidad, nuevos hallazgos confirman o no esas hipótesis. ¿Entendiste?
- Creo que sí... ¿Para quién buscan esos huesos? ¿Le pagan bien?
- Sí, me pagan. Pero los paleontólogos vivimos, como todos lo científicos, en una eterna pregunta. Y si la contestamos encontramos otra nueva. Buscamos el pasado remoto. En el fondo queremos reconstruir la historia de la vida.
- ¿Y se conoce mucho?
- Cada vez más. Lo que descubre uno se suma a lo que descubre el otro... Las otras ciencias, la técnica moderna contribuyen también. Les robamos entre todos los secretos a este viejo planeta.
- ¿Cómo sabía que esas piedritas eran dientes?
Germán miró el cielo; la luna, redonda y clara, dominaba.
- Intuición... y suerte.
- ¿Es como buscar oro?
- Parecido.

3 comentarios:

Zylbiah Gatera dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Zylbiah Gatera dijo...

Hermosa novela, de una gran riqueza en cuanto al tratamiento literario y cruda pero esperanzadora con respecto a la realidad que representa.
La trabajé con distintos grupos de alumnos de secundario.Nunca fue leída con indiferencia.

lawry dijo...

Deseo conocer más acerca de esta novela. Habiendo desarrollado la mitad de mi vida en la Villa El Chocón y, ante la realidad petrolera inminente, me ha generado curiosidad como ha encarado el tema.
Gracias